Entrada destacada

JESÚS ¿QUÉ ME PEDÍS HOY?

02 diciembre 2017

Novena de la Inmaculada

Novena a María Inmaculada – Textos del Padre M Llamera, op

Queridas hermanas, hoy iniciamos nuestra novena de la Inmaculada.
Siendo la Concepción Inmaculada un privilegio personal concedido a María es al mismo tiempo un don que se le concedió a Ella en orden a nuestra salvación.
Se trata de una pureza inmaculada que es ante todo amor total a Dios, y en Dios a nosotros. Todo su ser está penetrado de un amor único y perfecto hacia todos nosotros, un amor materno, que tiene su origen en el Padre, por el Hijo, en el Espíritu Santo.
Que nuestra Madre María interceda, para que, penetradas de un inmenso amor filial seamos fieles a nuestra vocación de monjas contemplativas en la Iglesia.

DÍA 1
 “María, bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre”
Madre Inmaculada, así como tú fuiste la fuente de donde brotó la vida humana de Jesús, y en tu seno uniste a sus miembros, llevándonos a todos en tus entrañas; concédenos la gracia de vivir asociadas al Misterio Salvador con un abandono en su providencia amorosa y con una entrega cada día más generosa a sus designios.

Virgen Inmaculada, recibe nuestro corazón agradecido ya que Tú eres la inspiradora del compromiso entrañable de unión entre todas las monjas de nuestros Monasterios, que hace real la que nos hermana en la pequeña familia de Domingo, en la gran familia eclesial”.

DÍA 2
 “Madre, aquí tienes a tu Hijo. Hijo, aquí tienes a tu madre”
Todas las madres tienen suavísimo gozo cuando ven en el rostro de sus hijos una peculiar semejanza con sus propias facciones. Así también nuestra dulcísima Madre María, cuando mira a los hijos que junto a la Cruz recibió en lugar del suyo, nada desea más ni le resulta más grato que ver reproducidos los rasgos y las virtudes de su alma en sus pensamientos, en sus palabras y en sus acciones.
Concédenos la gracia de completar tu virginal consagración en la nuestra y llevarla a plenitud.

“Madre de todos los hombres, eres muy singularmente Madre nuestra. Haz, pues Madre y Señor nuestra, cada día más tuya esta vida que os tenemos consagrada a tu Divino Hijo y a Ti”.

DÍA 3
 “Alégrate, María, llena de gracia”
El destino de María era servir maternalmente al Hijo en su vida y en su obra. Subió al Calvario porque subió el Hijo, y para lo que subió el Hijo.
Participó maternalmente en la Pasión de Jesús. También ella se inmoló a sí misma como Madre para nuestra regeneración como Hijos suyos.
Aumenta Madre, nuestro amor filial a Ti, para que vivamos cada día más íntimamente unidas a tu corazón y al de Jesús.

“Confirma con tu auxilio nuestro anhelo de vivir nuestra consagración en filial convivencia contigo y en plena e inviolable fidelidad.”





DÍA 4
 “María, el Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra.”
Quiso Dios darnos a María, cuando, por la misma elección para Madre suya, le infundió sentimientos enteramente maternales que sólo respiran amor y perdón.
De aquí procede que nos sintamos inclinados hacia ella y a ella confiemos nuestras alegrías y esperanzas, pues ella desea remediar nuestras necesidades y aboga por nosotros ante su Hijo, para hermanarnos divinamente con Él.
Ella, destinada por Dios para ser Toda Suya, nos hace partícipes de su mismo amor consagrativo y exclusivo que nos atrae enteramente al corazón de su Hijo.

“ Eres la abogada por tu maternal dignación y por nuestra elección filial, de nuestro ideal de vírgenes consagradas a Jesús, que es imitación y continuación del que cumpliste sumamente tú, Virgen de las Vírgenes, consagrada de las consagradas, siempre toda de Dios.”

DÍA 5
 “Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen”
“María posee el don de la fe con plenitud maternal, con plenitud fontal que la hace verdadera Madre de todos los creyentes.
María está presente en la obra evangelizadora de Jesús. La que encarnó maternalmente la Palabra de Dios para comunicarla al mundo. ¿Cómo podría no estar maternalmente empeñada en que el mundo la oiga y la crea? Sigue siendo la acogedora y difusora maternal de la Verdad Salvadora de Dios.
Como monjas dominicas, renovemos junto a María, nuestra misión de Predicar la Palabra para que el mundo crea.
“Madre, haznos fieles a los criterios de nuestra fe, a las prescripciones de nuestra ley, a las exigencias divinas de la gracia y de la obediencia.”


DÍA 6
 “El Señor me creó, primicia de su camino, antes que sus obras más antiguas. Desde la eternidad fui fundada, antes que la tierra”
La convivencia de María con Cristo en el cielo es también comparecencia intercesora perpetua con Él ante el Padre. Contemplándonos a nosotros, sus Hijos, en Dios, y viendo nuestras necesidades, en comunión con Jesucristo siempre vivo para interceder por nosotros, se hace abogada, auxiliadora, socorredora y mediadora nuestra.

“Haz que nuestras vidas sean vidas de intercesoras, que alcancen todo bien por la perseverancia de su oración”


DÍA 7
 “Quien me hallare, hallará la vida, y obtendrá el favor del Señor”
“Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley,
para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que recibiéramos la filiación adoptiva.”
La maternidad espiritual de María, como real y verdadera, es maternidad de regeneración y ejerce un influjo vital directo en el otorgamiento de la gracia. La Virgen influye con su misma vida materna en nuestra vida filial. Hay una impronta vital, una impronta maternal mariana en nuestra vida de Hijos de Dios.

“Haz que nuestras vidas sean vidas de esposas, que merezcan toda gracia por la verdad de su amor.”


DÍA 8
“Allí donde abundó el pecado, sobreabundó la Gracia”.
Siendo la Eucaristía el medio principal de la Comunión de la Gracia, la intervención de María en el Misterio eucarístico debe ser la principal manifestación de su actuación como Madre espiritual de las almas.
En el altar, cuando Jesús es más Jesús, más Salvador y medianero que nunca, no puede estar ausente María, que será, también como nunca, nuestra corredentora, nuestra madre, nuestro lazo de unión con Dios.

“Haz que nuestras vidas sean vidas de víctimas, que reparen todo mal por la entereza de su holocausto”.


DÍA 9
 “Grita de gozo y regocíjate, hija de Sión, pues he aquí que yo vengo a morar dentro de ti, un poderoso salvador.”

María es la mujer que hasta tal punto vive la vida de su Hijo, que se sabe suplantada en su interior por el que ama. Cristo obra en ella, le urge su amor.
Que la Inmaculada nos conceda la gracia de dejar que Cristo tome posesión de todo nuestro ser, para que quien nos vea sienta Su Presencia en la nuestra.
                                  
“Concédenos Virgen Inmaculada, que nuestra Consagración sea merecedora de tu eterna convivencia en la Gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.”


  Oración final:
Llena de gracia eres tú, María.
Tu nombre es para todas las generaciones prenda de esperanza segura.
Sí, porque para nosotros, los mortales, tú eres “fuente viva de esperanza”.
Llenos de confianza, acudimos una vez más a esta fuente, al manantial de tu Corazón Inmaculado y te decimos suplicantes: oh María, llena de gracia, muéstrate Madre nuestra y danos a Cristo, esperanza del mundo. Amén.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario