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JESÚS ¿QUÉ ME PEDÍS HOY?

16 marzo 2018

VIA CRUCIS


VIA CRUCIS
Jesús, venimos a recorrer el camino que tú hiciste en la cruz para salvarnos. Pensar en tus sufrimientos. Sentir dolor de nuestros pecados y hacer el propósito de no ofenderte más.
Virgen María, que acompañaste a tu Hijo hasta verle morir en la cruz, ayúdanos a hacer bien, con atención y devoción, éste Vía Crucis.
·         Al principio de cada estación se dice:
V: Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
R: Que por tu santa cruz redimiste al mundo.
1º Estación: Jesús es condenado a muerte.
Jesús, con las manos atadas y la corona de espinas en su cabeza oye a Pilato decir: “irás a la cruz”. Y después se lava las manos para tranquilizar su conciencia.
Señor Jesús, que has aceptado esta sentencia injusta para salvarnos; tú sabías que llegaría ese momento, y lo deseabas. Tu amor es así generoso. Y mi cobardía, a veces como la de Pilato.
Ayúdame, Señor, a ser valiente y a no condenarte de nuevo con mis pecados.
2ª Estación: Jesús carga con la Cruz.
Dos troncos de madera ponen sobre sus hombros, clavándose en ellos. Sus manos las que bendijeron a los niños y azotaron a los mercaderes del Templo están ahora agarradas a la cruz con la fuerza de su amor.
¡Oh, Señor mío!, quiero que mis manos tomen con amor las cruces pequeñas o grandes que Dios me envía.
Todas ellas me servirán para sufrir contigo y salvar a los hombres.
3ª Estación: Jesús cae por primera vez.
Cae el Señor al suelo, bajo el peso de la cruz, que es el peso de todos nuestros pecados. Los soldados le hacen levantarse y, lleno de polvo, agotado, toma de nuevo la cruz.
Jesús mío: Tú me enseñas, de bruces sobre el suelo, que no siempre podré caminar de pie y animoso. Un día u otro caeré cansado, me desanimaré, me sentiré sin fuerzas. Haz que entonces me acuerde de ti y sepa tomar de nuevo mi cruz.

4ª Estación: Jesús encuentra a su Madre.
Jesús camina cansado y, de pronto, sus ojos encuentran el rostro de María, su madre. Ella lo ve pasar en silencio, con el corazón traspasado de dolor.
¡Oh Jesús, que has visto sufrir a tu Madre!; ayúdame a comprender que, cuando sufro, no dejas de amarme.  Ayúdame a comprender que amas a todo el que une a ti su dolor por la salvación del mundo.
Virgen María, que tu corazón traspasado me recuerde tu dolor y tu fortaleza.
5ª Estación: Simón, el Cirineo ayuda a Jesús
Un hombre vuelve de trabajar en el campo. Los soldados le piden que ayude a Jesús a llevar la cruz, pues no quieren que muera en el camino.
Simón toma en sus manos, los maderos manchados por la sangre y el sudor de Cristo.
Salvador, Jesucristo, yo quisiera ser ese hombre. Yo puedo ahora ser tu cirineo llevando la cruz de otros, ayudando al que sufre, sonriendo al que llora.
¡Señor, que sepa verte a ti a través de todos mis hermanos que sufren!.
6ª Estación: La Verónica limpia el rostro de Jesús
Todos miran pasar a los condenados. A muchos les da pena ver a Jesús inocente. Pero tienen miedo. Tienen miedo y callan.
Una mujer, venciendo todo temor y movida por un gran amor, se lanza al medio del camino, y con un paño limpio seca el sudor, el polvo y la sangre del rostro de Jesús.
Señor, enséñame a no tener miedo. A demostrar que te amo ante los hombres. Quiero consolarte y recibir el mismo premio que la Verónica: tu santa faz impresa en mi alma y tu recuerdo.
7ª Estación: Jesús cae por segunda vez
La calle de la Amargura es empinada. Además, el Señor lleva encima el cansancio de toda la noche, la agonía, los golpes, las burlas, y la Cruz.
Es muy fuerte el peso de nuestros pecados. Y cae otra vez por tierra.
Te pido Jesús, que me des la virtud de la perseverancia para saber continuar en el camino del bien, a pesar de las dificultades, como Tú, a pesar de las caídas. Que nunca me canse de seguir tus pasos.

8ª Estación: Jesús se encuentra con las mujeres de Jerusalén
Tristes y silenciosas, un grupo de mujeres contemplan a Jesús condenado injustamente, y lloran.
El Señor las mira. Se detiene frente a ellas y les dice: “No lloren por mí, sino por ustedes y por sus hijos”. ¿Qué harán con el árbol seco si hacen esto con el verde?
Tú sabes, Señor, que yo también a veces lloro por mis pecados y me arrepiento. Pero no sé renunciar a esos pecados y mi propósito de enmienda es flojo.
Dame Tú, Dios mío, la gracia de evitarlos, pues son la causa de tus sufrimientos.
9ª Estación: Jesús cae por tercera vez
Jesús ve ya cerca el monte Calvario. Pero el agotamiento va aumentando y cae una vez más. Con los pies y las rodillas desgarrados, llenos de polvo, y el rostro junto a las piedras del camino, mira hacia arriba, incapaz de levantarse él sólo.
Tenemos el consuelo de saber que has querido experimentar Tú el agotamiento y el cansancio. Tú has sufrido intensamente, porque nos has amado mucho.
Sé nuestro consuelo en todos los momentos difíciles de nuestra vida.
10ª Estación: Jesús es despojado de sus vestiduras
Han llegado al Calvario. Mientras preparan la Cruz, unos soldados quitan a Jesús sus vestidos, que luego echarán a suerte entre ellos.
Jesús ya no tiene nada. Espera el momento de ir al Padre.
Jesús, que has nacido pobre en una cueva y quieres morir pobre también en el calvario: ayúdame a vivir desprendido de las riquezas de la tierra y amar a Dios por encima de todas ellas.
11ª Estación: Jesús es clavado en la Cruz
Un golpe y otro golpe, y otro. Va cayendo el martillo. Y los clavos atraviesan las manos y los pies del Salvador. Queda bien fijo, con el cuerpo extendido, de cara al cielo.
¡Oh, Señor!, has querido quedar bien clavado, sin poderte mover, para sacrificar también tu libertad.
Que yo sepa renunciar a mis caprichos para honrar tu pasión, y someterme a mis deberes porque  son tu voluntad.
12ª Estación: Jesús muere en la Cruz
Con los brazos extendidos, como para abrazar a todo el mundo, Jesús muere.
“Habiendo inclinado la cabeza – dice el Evangelio -, expiró”. Y sus enemigos piensan que el Nazareno ha fracasado al morir.
Yo sé, Señor mío Jesucristo, que al morir en la Cruz es cuando triunfas, porque tu amor es más fuerte que la muerte. Nos amas tanto que quisiste darnos tu vida entera, y con ella, rescatarnos de la muerte y del pecado.
Bendito seas, Señor, en tu pasión y en tu muerte.
13ª Estación: Jesús es colocado en brazos de su madre
La cruz queda ahora sola, con las señales de los clavos y de la sangre.
La Virgen Madre recibe en sus brazos el cuerpo de Jesús destrozado, acordándose quizás, de la primera vez que lo tuvo de la misma forma pero recién nacido, en Belén.
¡Oh Señora y Madre mía!, por encima de tu dolor sientes una gran esperanza. Esa cruz vacía, clavada en el monte, es el signo de la vida y de la esperanza: “Salve, oh Cruz, única esperanza”.
14ª Estación: Jesús es colocado en el sepulcro
Envuelven el cuerpo de Jesús en una sábana y lo dejan en un sepulcro nuevo, prestado por José de Arimatea.
Después salen todos, uno a uno, y colocan la loza redonda en la entrada. Al parecer, todo ha terminado.
Señor, tú has dicho: “Si el grano de trigo no muere, no dará fruto.”
Tú eres ahora, en el sepulcro, ese grano enterrado que nos dará la espiga maravillosa de tu Resurrección. Tu triunfo está cerca.
¡Creo en Ti, espero en Ti, a Ti solamente amo!.

Oración final:
Señor nuestro Jesucristo, acabamos de acompañarte en el camino de la cruz, que es para nosotros el camino de cada día. Tú has salvado al mundo por medio de la cruz. Dígnate aceptar nuestra entrega, para cooperar con nuestra vida en la Salvación de los hombres.

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