Novena a Nuestra Señora del Rosario
Titular de nuestro monasterio
En estos días de
preparación para celebrar a nuestra Madre del Rosario, fijemos nuestra mirada
en las grandezas de María, tributémosle nuestras alabanzas a la Reina del Cielo
y pidámosle que interceda benignamente por nosotros ante su Hijo.
Día 1
María, abogada
nuestra.
“Luz por la
que resplandece el misterio de Cristo intercesor. Él viene a colmar con su don
la plena salvación del hombre, que por sí solo no puede alcanzar. Aceptar el
don que se ofrece, el don de la fe y la esperanza en Cristo, es lo que llena verdaderamente
el corazón humano.
Por ti,
Virgen Madre, recibimos como Iglesia, la invitación a hacer lo que Jesús nos
diga. Por tu humilde intercesión, el Padre acoge nuestras súplicas. A ti
acudimos confiados cada vez que nos atrevemos a pedir con humildad los deseos
de nuestro corazón. Tú eres nuestra Madre, tú nuestra abogada, tú nuestra
esperanza confiada.”
María,
resplandor del Misterio divino que nos guías a la luz. A ti suplicamos,
conciliadora de nuestra salvación, tan poderosa como clemente.
Oración
¡Oh Santísima Virgen, Madre de Dios, dulce refugio y consuelo piadoso de todos los afligidos! Por aquella confianza y autoridad de Madre con que podéis presentar nuestros ruegos al que es árbitro soberano de nuestro bien empeñad una y otra en favor nuestro. Conseguidnos el reformar con el Santo Rosario nuestras vidas, estudiando en tan dulce libro la fiel imitación de vuestro Hijo Jesús, hasta que podamos adorarlo y amarlo por todos los siglos de los siglos. Amén.
Día 2
Reina de los ángeles y
Madre de misericordia
La compasión de Dios por el hombre se comunicó al
mundo precisamente mediante la maternidad de la Virgen María. Por medio de la
voz de un ángel, María, asintió al designo salvador.
Tan humilde eres, Madre, que has prestado obediencia a
una voz angelical. Ahora, los mismos ángeles te alaban como Reina y Señora del
Universo.
María es "Madre de la misericordia" porque
es la madre de Jesús, en el que Dios reveló al mundo su "corazón"
rebosante de amor.
Por ti, Reina y Madre de misericordia, alcanzamos la misericordia divina. Cuida de todos para que el corazón de Cristo sea amado y correspondido. Vela por cada corazón humano para que alcancemos el camino del bien y la verdad.
Por ti, Reina y Madre de misericordia, alcanzamos la misericordia divina. Cuida de todos para que el corazón de Cristo sea amado y correspondido. Vela por cada corazón humano para que alcancemos el camino del bien y la verdad.
María, Reina
de nuestras vidas, esplendor del rostro del Padre, llévanos Jesús.
María, Madre del
Verbo encarnado.
"El
único nacimiento digno de Dios era el procedente de la Virgen; asimismo, la
dignidad de la Virgen demandaba que quien naciere de Ella no fuere otro que el
mismo Dios. Por esto el Hacedor del hombre, al hacerse Hombre, naciendo de la
raza humana, tuvo que elegir, mejor dicho, que formar para sí, entre todas, una
madre tal cual Él sabía que había de serle conveniente y agradable"
“Virgen de
la dulce espera, de ti recibimos al autor de nuestra Salvación. De ti ha
brotado el fruto de la Redención. Por ti ha llegado la Salvación a nuestras
almas. Por tu amorosa docilidad al plan de Dios aprendemos el secreto de la
alegría cristiana, el gozo de ser Hijos de Dios y portadores de la Buena
noticia, la del Verbo hecho carne”.
María, ícono
de la fe más genuina y sencilla, por quien la Palabra misma es engendrada.
Dichosa eres Tú, que has llevado al Creador de todas las cosas.
Día 4
María Templo del Espíritu
Santo
María, fuente
sellada, manantial de delicias del paraíso." Verdadero jardín de delicias
que reúne toda especie de flores y todos los perfumes de las virtudes; tan bien
cerrado que ni la violencia ni la astucia pueden forzar su entrada; fuente
sellada con el sello de toda la Trinidad”.
Dios, a
quien el mundo no puede contener, y al cual nadie puede ver sin morir, entra en
el seno de una Virgen, como en un albergue santo, sin ser prisionero de este
cuerpo y, no obstante, en él está contenido entero y de él sale, estando
cerradas las puertas.
Virgen
orante, virgen fiel. ¿Quién podría igualarte? Madre llena de gracia. Haz nacer a Jesús en nuestros corazones con
tu amor maternal. Prepáranos por medio de la oración para que podamos acoger al
autor de la vida, recibir la luz que nos viene de Dios y la misericordia que
nos convierte en hijos suyos.
Fuente de dulzura
Tu dulce
nombre, María, madre de bondad, nos conforte cada vez que te invocamos.
“Pero todo
lo que pienses ofrecer no olvides encomendarlo a María, para que la gracia vuelva
al dador de la gracia por el mismo cauce por donde fluyó. Dios sin duda alguna,
pudo haber derramado esta gracia sin valerse de este acueducto; pero quiso
ofrecerte este conducto.
A ti, llena
de gracia, acudimos para contemplar la belleza de Jesús. En tu rostro de Madre
encontramos la plenitud de la Presencia de Dios. Y en tu corazón, lleno de celo
por nuestra salvación, una ternura entrañable.
Danos,
Madre, la gracia de tener tus mismos sentimientos y los de Jesús.
Día 6
Refugio de los
pecadores
Por tu intercesión,
muchos pecadores encuentran el camino de la Salvación. En tu corazón acoges y
conduces a las almas al encuentro con Dios.
Ruega por
nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. A ti rezamos con
frecuencia María, haciéndote esta petición.
De ti la consigue aquel que reza con insistencia, porque Tú, Madre
inmaculada, no tienes reparo en besar nuestras heridas y abrazar nuestras miserias.
Busquemos la
gracia y busquémosla por María, porque ella encuentra siempre lo que busca y
jamás decepciona.
Ella es la
escala de los pecadores, ella el gran motivo de nuestra confianza, ella el
fundamento inconmovible de toda esperanza. ¿Puede, acaso, el Hijo rechazar o
ser rechazado? ¿Será capaz de no atender ni ser atendido? En absoluto. Has hallado gracia delante de Dios, dice el
ángel. Felizmente. Ella siempre hallará gracia; y lo que nosotros necesitamos
para nuestra salvación, es gracia. Que nuestro único afán sea hallar gracia.
Puerta de la vida
celestial
Mujer
coronada de estrellas. Convenía que la que había dado asilo en su seno al Verbo
de Dios, fuera colocada en las divinas moradas de su Hijo.
Convenía,
que habitaras donde habitan todos los que viven en la alegría, tú que eres la
causa de nuestra alegría.
¡Cuánta
gracia hallaste en Dios! En ti está y tú en El; a Él le vistes y eres vestida
por El. Le vistes con la substancia de la carne y Él te viste con la gloria de
la majestad suya. Vistes al sol de una nube y eres vestida tú misma de un sol.
Convenía que
fueras colocada en el tabernáculo más precioso.
Por ti,
madre y Reina, entramos en esta mansión eterna.
Día 8
Lirio de pureza
“Por eso
quiso que fuese Virgen, para tener una Madre Purísima, él que es infinitamente
puro y venía a limpiar las manchas de todos quiso que fuese humilde para tener
una Madre tal, él que es manso y humilde de corazón, a fin de mostrarnos en sí
mismo el necesario y saludable ejemplo de todas estas virtudes.”
Bendita sea tu pureza, Oh María,
cuyo purísimo corazón llegó a unificarse completamente con el corazón de Jesús
en el fuego de amor del Espíritu Santo, a ti consagramos nuestros
corazones. Haz de ellos Tu posesión y pertenencia.
Día 9
María, fiel junto a
la Cruz:
Concibiendo a Cristo, engendrándolo, alimentándolo,
presentándolo en el templo al Padre, y padeciendo con su Hijo mientras El moría
en la Cruz, cooperó en forma del todo singular, por la obediencia, la fe, la
esperanza y la encendida caridad, en la restauración de la vida sobrenatural de
las almas. Por tal motivo es nuestra Madre en el orden de la gracia."A ti,
Madre bendita, acudimos en el dolor. Tú que has sufrido con santa fortaleza la
muerte de Jesús. Tú que has recogido cada gota de su sangre para cooperar en la
obra de la salvación. Tú que has sido fiel hasta la muerte. Tú que has acogido plenamente
en tu vida la voluntad del padre. Nos gozamos por tenerte como Madre.
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