VIRGINIDAD DE
MARÍA
Antes de
comenzar, hay que descartar toda duda sobre la virginidad perpetua de María.
Está enseñado constantemente por el Magisterio y yo lo creo definido ( algunos
impugnan esta cita pues el tema es trinitario) ya en el concilio I de Letrán en
Octubre de 649 en el canon 3.2
El evangelio, en
la anunciación
es muy claro: hay una voluntad consciente y deliberada de "no conocer
varón". Es claro que María considera, por voluntad de Dios, que debe
permanecer virgen.
Es verdad que
esto no es fácil
de entender en Israel, y menos en estado de matrimonio. Santo Tomás dirá en el
artículo 4 que, en Israel procrear era un deber santo y que María tenía un
deseo de virginidad suspendido de la voluntad de Dios. Tomás piensa que ella no
hizo voto de virginidad antes de casarse, pues aunque deseaba conservarla, se
abandonó a la voluntad de Dios. Dice después, que luego de los desposorios (que
equivalían al matrimonio) consagró con él su virginidad a Dios. No supone que
fuese después de una revelación, sino inspiración del mismo Espíritu que los
preparaba para el gran don. Lo que no hay duda, por la respuesta de María, que
en el momento de la anunciación María estaba segura que Dios la quería virgen.
En la historia
de la Iglesia la defensa de la virginidad de María se da en una
disputa contra Helvidio, a quien San Ambrosio y San Jerónimo contestan
fuertemente. Claro que aquí el debate va ligado a otro debate que es la
comparación de los méritos de la virginidad y el matrimonio que estaban en el
tapete en ese momento. María aparece como prototipo de ese movimiento de monjes
que consagran su virginidad a Dios, por ello negar su virginidad era negar este
género de vida.
Los Padres de la
Iglesia han visto desde un principio, el signo por excelencia de la divinidad
de Jesús.
Para ellos el nacimiento virginal era el único que conviene a aquel que nace
"espiritualmente" del Padre en la eternidad. Cuánto más espiritual
sea el nacimiento según la carne, más se asemejará al nacimiento eterno. En la
virginidad, los padres veían una "incorruptibilidad", una
espiritualización de la carne. Está aquí atrás toda la institución monástica,
que como dijimos, veía en la virginidad una vida deiforme, verdadero inicio de
la divinización humana.
Es claro que no
puede darse significado tan alto a la virginidad puramente física y material.
La virginidad, es ante todo, un estado del alma esencialmente caracterizado por su liberación respecto a
la esclavitud de la carne. ¿Pero...por qué no acepta ser fruto, Dios, de la
generación propiamente humana? ¿Es un deshonor el ser engendrado así?
Santo Tomás
se levantó contra los que sostenían que en el estado de inocencia no tuvo lugar
para la procreación, la unión de las personas humana por los cuerpos. Es
verdad, dice, que la sexualidad humana está gravemente perturbada en el
estado presente. Pero lo impuro es que la carne se sustrae al espíritu.
En el estado de inocencia, por el contrario, había un perfecto dominio del
espíritu sobre la carne, la sumisión de la vida sensible a la espiritual.
No se trataba ni mucho menos de una inhibición, ni siquiera de la extinción del
ímpetu propio de los sentidos y del corazón, sino una perfecta integración. Por
esto, para Santo Tomás, no hubiera sido laudable la continencia en el
estado de inocencia, porque en el estado presente lo que la hace laudable es liberarnos
de la libido desordenada. Este es el valor profundo, el que da Tomás, a la
sexualidad humana
2 Ds. 503: "in ultimis saecolorum absque
semine concepisse ex Spiritu Soneto, et incorruptibiliter éam
genuisse, indissolubili permanent et post partum eiusdem virginitaie, ..condemnatus
sit". •;
María
Ssma. tenía toda la pureza del estado de inocencia. Entonces, ¿podía haber
vivido dentro del amor conyugal una perfecta pureza?
Aquí
para no confundirnos hay que recordar que la maternidad divina incluye una
alianza muy estrecha,
una asociación
total con la persona que se convierte en su hijo y que la preexiste.
El significado
de la virginidad de María es el reservar todo su corazón, todo
su amor y toda su persona a Aquel[que deviene su hijo. Cualquier
otro amor, incluso el que sienta por San José,
deberá proceder de aquel primer y esencial amor. La virginidad de María
manifiesta su consagración
al Verbo que
en ella se encarna. Aquí, más que en la integridad de su carne y que en la
perfecta y maravillosa liberación de su espíritu respecto a las
exigencias tumultuosas del
instinto , es donde reside la semejanza al Padre. Como El, es toda de su Hijo y está
toda en su Hijo. Y así la
generación del Verbo según la carne se asemeja a su generación
eterna, no es tanto por la virginidad y por la espiritualidad que la acompaña, como por el único
amor de
que procede y por el vinculo que une a la madre y al Hijo. La virginidad de
María
sólo puede tener este significado si es perpetua, voluntaria y consagrada.
Finalmente,
Santo Tomás
se pregunta si fue virgen en el parto y después del parto.
A lo primero
responde que si, y dice que cuando cualquier madre da a luz deja de ser
virgen; pero
cuando nace en la carne el Verbo de Dios conserva la virginidad mostrándose
con esto Verbo
de Dios. Ni nuestro verbo corrompe la mente al ser proferido; ni Dios,
Verbo
sustancial, que ha resuelto nacer, destruye la virginidad.
En cuanto a la
virginidad post-partum dice: que es así,de lo contrario...
Que esto ofende
a Cristo, que por naturaleza divina es Hijo unigénito del Padre, y así
convenía
que fuese hijo unigénito de la Madre.
Además
ofende al Espíritu Santo, cuyo sagrario fue el seno virginal, y no era decente
fuera
violado por la
unión
carnal.
Ofende además
la dignidad de la Madre de Dios, que resultaría ingratísima si no se
contentara con
tal Hijo y perdiese la virginidad que milagrosamente había
conservado.
Ofende a San José,
que por revelación conoció había concebido María del Espíritu Santo y
no habría
entonces, ofendido al Señor y su Madre.
DESPOSORIOS DE
MARÍA
Tomás
muestra la conveniencia que Cristo naciera de una virgen y desposada.
Esto es que estuviera ligada
a San José
por el vínculo que implicaban los esponsales hebreos. Según San Mateo el ángel
manda a José que reciba a su esposa en su casa y el evangelista añade que José
obedeció. La conducción de la esposa a casa del esposo daba a la unión conyugal
su pleno valor jurídico. Tomás,
dice, que el que naciera de una virgen desposada fue conveniente: Por Él,
por su Madre, y por nosotros.
Por Él:
Para que no fuese desechado por los infieles como ilegítimo. Para que, según
el uso, pudiesen redactar las genealogías.
Para que fuese
alimentado por San José, por eso es llamado su
"padre" porque era su nutricio.
Por
su Madre: Porque así quedaba exenta de la
pena y no sería apedreada por adúltera. Porque, dice,
San Ambrosio, que fue desposada para evitar la sospecha de la violación
de su virginidad. Para que San José
la sirviese.
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