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JESÚS ¿QUÉ ME PEDÍS HOY?

06 octubre 2012

Crónica de los festejos: 40 años en Mendoza


Más allá del horizonte, donde se juntan el cielo y la tierra…
40 años de vida contemplativa dominicana en Mendoza

         La mirada serena de Domingo, acostumbrada a la geografía lineal que apunta al infinito, a la luz y  a la sequedad de los campos de Castilla, hoy se vuelve y se detiene complacida. Sigue las huellas del Sembrador, que abre su mano providente y fecunda arrojando la simiente en tierra americana. Son “hermosas y maduras” las manos de Jesús en el surco y en la mies: y Domingo las contempla porque quiere que esas semillas sean raíces  y que el árbol continúe floreciendo, más allá del horizonte.
            Corría el año 1970. Nuestras  hermanas fundadoras tenían delante de sí un horizonte enorme, donde se juntan el cielo y la tierra. Sin conocer qué había detrás, zarparon rumbo a América. Dejaban la tierra que las vio nacer, su amada España, para seguir e imitar a Jesús, siempre obediente a la Voluntad del Padre. Sabían muy bien que el grano de trigo que cae en tierra y muere da mucho fruto. Y se ponían en las manos del Señor, Quien les había pedido ser semilla, comunidad fecunda en otro campo, en otra “plantación”  o “campo de Dios que es la cristiandad de Mendoza”, como les escribía el Padre Llamera en una carta.
            Recién en 1972 pudieron establecerse en el convento construido para ellas, en El Borbollón. Era el día 2 de julio y en la Santa Misa de inauguración el entonces arzobispo de Mendoza, Monseñor Olimpo Santiago Maresma decía: “Hoy ha llegado la bendición, la salvación a esta casa, a nuestra ciudad, a nuestra arquidiócesis, a toda la zona de Cuyo, con la venida de estas religiosas, que tienen la misión en la Iglesia de hacer presente a Jesús orando en el monte. (…) La Iglesia Cuerpo místico de Cristo necesita sí de apóstoles, pero sobre todo necesita de almas que continúen la misión de Jesús orante, de Jesús adorador del Padre, de Jesús haciendo penitencia por nosotros los hombres. Y estas religiosas vienen a cumplir en nuestra diócesis esta misión: oración y penitencia”.
            Hoy, después de cuarenta años, estamos celebrado intensamente estos acontecimientos en comunidad. Los festejos comenzaron el 2 de julio. En la Eucaristía de ese día elevamos nuestra profunda acción de gracias al Señor porque “ha estado grande con nosotras” y porque es Él Quien lleva adelante esta obra. Por la tarde, la comunidad y el Noviciado nos reunimos para compartir una merienda fraterna, en la cual Sor Pilar, Sor Asunción y Sor Presentación nos refirieron cómo vivieron aquellos años de Forcall, cuando la Voluntad de Dios iba marcando otro sendero: el del éxodo. Fue muy hermoso escucharlas decir con sencillez: “Si nos hubiéramos quedado seríamos ahora sólo tres, las que estamos”. Hubo lágrimas, risas, recuerdos. ¡Cómo no recordar pues a nuestras monjas fundadoras que ya partieron a la Casa del Padre y que con tanto fervor nos inculcaban a las monjas más jóvenes el amor a la Orden, a la Federación y a la comunidad!
            No sólo mereció la pena, sino también la alegría, y con esa profunda alegría deseamos seguir siendo semillas en las manos del Agricultor Divino, JESÚS.
            La celebración oficial se llevó a cabo el domingo 29 de julio. La Eucaristía fue presidida por nuestro Padre Obispo, Monseñor José María Arancibia. Concelebraron con él el Padre Prior del convento de Mendoza, Fr. Fernando María Reta, O.P.; Fr. Carlos María Izaguirre. O.P.; y dos sacerdotes del clero: los Padres Diego Resentera y José Antonio Álvarez, este último, de la diócesis de San Rafael y terciario dominico. Acolitaron además Ignacio y Eduardo, dos jóvenes seminaristas de la diócesis.
            Durante su homilía, Monseñor volvió a recordar a la comunidad lo que le dijera en 1997, al  cumplirse el 25º aniversario: “Como actual Obispo, quiero ofrecer de corazón al Monasterio un singular regalo: las confidencias espirituales de una iglesia particular en marcha; porque todos confiamos -más que nunca- en el carisma de las monjas de esta Orden, dedicadas al testimonio evangelizador y a la oración constante por la evangelización; por dicho carisma se enriquece la vida de esta diócesis, en su constante peregrinar”.
            Después de la celebración eucarística saludamos a nuestros  amigos y bienhechores en el locutorio. Llegaron además nuestros hermanos del convento, quienes por coincidir  los horarios, no pudieron asistir a la Misa de casa. Ellos eran Fr. Juan Pedro Gómez, O.P.; Fr. Domingo Cosenza, O.P. y Fr. Juan José Baldini, O.P.  Con ellos y los demás frailes compartimos el almuerzo en un clima muy hermoso de fraternidad.
            Es motivo de acción de gracias la presencia cercana y cotidiana de los frailes en nuestro monasterio: su predicación, su vida y ministerio muy vinculados a nuestra misión en la Orden. Un verdadero don, que como dice una de las monjas fundadoras, es “regalo del Señor por todos los años que pasamos en Forcall sin poder ser asistidas por ellos, debido a las grandes distancias que nos separaban”.
             Todavía queda, dentro del cronograma de celebraciones, el homenaje a nuestras fundadoras…
            Detrás del horizonte, donde se juntan el cielo y la tierra, las esperaba la Vida. La savia  del árbol hoy corre suave y fecunda, a impulsos de un solo corazón y una sola alma en Dios.
            Sentado al pie de la Cruz , Nuestro Padre Santo Domingo contempla el inmenso horizonte, rebosante de luz. La geografía  sigue apuntando al infinito, al Cielo, hacia donde vamos en peregrinación comunitaria. Mientras tanto un altar; y un cáliz que se eleva todos los días POR ÉL, CON ÉL Y EN ÉL. Expresión del Único Amor que nos reúne: JESUCRISTO.

Comunidad de MM. DD. de Mendoza

2 comentarios:

  1. Un cariño grandeeeeeeeeeeeeeee!!
    Espero poder pronto ir a visitarlas!!! Feliz día de la Inmaculada!!!
    Rezamos a la par!!!

    María Sol

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  2. Que belleza hermanas........gracias por tantoooooooo!!

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